Cuando miro en los ojos de mi hija, me gustaría que sus ojos pudieran llegar a ver todas las cosas maravillosas de las que he podido disfrutar yo también. Me gustaría que mi hija, que ha nacido en un país libre, viviera y muriera en libertad. Quiero que mi hija pueda disponer de todas las oportunidades posibles para acceder a una buena educación que la prepare para una vida profesional plena, en cualquier aspecto que ella deseé.
Deseo que mi hija sea respetada por ser quien es, en cualquier parte del mundo, y que ella también respete a su prójimo, sin importar el color, la raza o la clase social. Quiero que mi hija aprenda y entienda que en este mundo hay otras culturas diferentes a la de ella (que es en sí la síntesis de dos), y que ninguna está por encima de la otra, ni es mejor, ni peor, sino diferente, y que las diferencias no nos deberían separar nunca, sino enriquecer.
Me gustaría que mi hija actuara con responsabilidad ante la naturaleza que la rodea, porque dependemos del equilibrio de la misma, y sólo siendo conscientes de ello podremos conservar la enorme belleza de este envoltorio que nos acoge, nos nutre e incluso nos recibe al final, cuando llega la muerte.
Me gustaría que mi hija escogiese una religión que fomentase su desarrollo espiritual de una manera pacífica, siendo consciente de que Dios existe pero dentro de cada uno de nosotros, y que entendiera que sólo recibimos del Universo lo que a él enviamos. Me gustaría que mi hija fuera ante todo una humanista convencida, que fuera consciente no sólo de nuestra grandeza pero también de nuestra pequeñez como una mínima parte de este universo inmenso que nos rodea.
Quisiera para mi hija un mundo en el que a pesar de que exista el mal (no puede existir bien sin el mal), siempre exista también la esperanza y la gente que aún crea que el mundo se puede cambiar a mejor. Me gustaría que mi hija no fuese anti-guerra sino pro-paz, pro-derechos humanos, pro-libertad y pro-todo lo justo.
Me gustaría ante todo que mi hija fuese feliz, y sobre todo, ante todas las cosas, me gustaría que nunca me tuviera que juzgar por no haber hecho nada para que ella consiguiese todas esas cosas que para ella deseo. Por eso he votado hoy (ya que lo hago por correo), por mi hija, que no es la de Rajoy, sino la mía propia, y también por aquellas niñas, tantas tantísimas, que nacieron muchísimo antes que yo y que nunca pudieron votar porque no tenían ese derecho. Y voto también por las demás, después de ellas, que aún pudiendo disfrutar del derecho al voto, tenían que someterlo a la voluntad política del cabeza de familia. Así que hoy, cuando he puesto ese sobre en el correo, he sentido por primera vez en mi vida el orgullo de ser consciente de lo que significa el voto en un sistema democrático. Podría decir, que hoy, es la primera vez que he votado.
dinsdag 4 maart 2008
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1 opmerking:
Esperemos que algún dia tu hija, las mias y todas las niñas y niños que el dia de mañana serán adultos y dirigiran este mundo aprendan a vivir en un lugar más justo, sin diferencias,en el que todas las personas tengan el mismo valor, los mismos derechos y las mismas oportunidades, y esperemos también que lo que hoy intentamos enseñarles sirva en un futuro para que aprendan a crearse un mundo a ser posible, mejor para ellos del que tenemos hoy, de la misma manera que nosotros tenemos un mundo mejor que el que tuvieron nuestros abuelos gracias al esfuerzo que ellos también realizaron.
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