zondag 5 december 2010

Estado de alarma

Queridos controladores aéreos: Tenéis mucha razón. Quién podría soportar trabajar seis horas al día seguidas, 6 días a la semana por 350.000 Euros al año? Deberíais tener libres los fines de semana. Separar aviones en el aire, aunque tengáis toda la tecnología del mundo para ayudaros, es muy difícil y produce mucho estrés. Yo os entiendo perfectamente. Soy profesora, trabajo todo el día adiestrando a chicos de 17 años que no te respetan, que a veces te retan o te insultan, muchos días nos enfrentamos a 9 horas lectivas sin pausas, repitiendo la misma materia, una y otra vez, si ordenadores, manejando tres lenguas diferentes. Cuando terminas la jornada, no soy capaz ni a separar lentejas. Todo ello por 30.000 euros al año, que no está nada mal en los tiempos que corren. Y qué me decís de los médicos, sobre todo los MIR, que se enfrentan a jornadas de 14 horas consecutivas, y tienen que separar la vida y la muerte en muchos casos. Sus salarios no llegan en el mejor de los casos a los 60.000 al año. Y también podemos hablar de barrenderos, conductores de autobús, quitanieves, obreros de la construcción, trabajando por la noche, al aire libre, con temperaturas bajo cero muchas veces, durmiendo unas horas por la mañana y regresando al trabajo a media tarde, jornadas de 7 días y un descanso de 1 día y medio aquí y allá. Todos mileuristas, no creo que pasen de los 13.000 al año.
La vida es muy jodida, y en además en tiempos de crisis todos nos hemos visto obligados a sufrir recortes en los salarios, a que no te pongan la calefacción como antes porque hay que ahorrar, a que las luces de la universidad se apaguen cada hora, para evitar consumir más energía de la necesaria, a pagar el café de la máquina que antes era gratis, a seguir dando las clases con la misma calidad pero menos material, que no estamos para gastos, a trabajar más horas. Y nadie dice nada, porque lo importante es seguir manteniendo el puesto de trabajo, que al menos algunos lo tenemos, otros no. Los profesores podríamos ponernos en huelga, muchos estudiantes lo agradecerían y no tendrían que madrugar e ir a la universidad en medio de la nieve. Claro que tampoco aprovarían los exámenes y se retrasarían en sus programas de estudios. Los médicos podrían abandonar masivamente sus puestos de trabajo, total por un día, qué más dá que se mueran unos cuantos, si somos muchos en este mundo, por un puñado de almas, no pasaría absolutamente nada. Los barrenderos podrían dejar las calles sin barrer, estamos acostumbrados a vivir entre mucha mierda últimamente, los políticos deberían ponerse todos enfermos al mismo tiempo y pudrirse en la cama, porque los médicos no estarían para atenderles, de todos modos el país está acostumbrado ya a caminar sin timón. En fin, pongámonos todos enfermos al mismo tiempo, hace frío, está nevando, quedémonos todos en la cama como vosotros. Nos habéis dado una gran lección, porque yo, desde ahora no me voy a levantar de la cama por menos de 350.000 al año, 6 horas al día de trabajo y horas extras pagadas 3 veces por encima de la media. Pero claro, qué fastidio! Se me olvidaba, vivo en un país tan pequeño, que sin embargo tiene uno de los aeropuertos más grandes y activos del mundo y donde los controladores aéreos no cobran ni la mitad que los españoles, trabajan más horas y además son más productivos que los españoles. Lo tendría claro si me quedase en la cama malita reclamando lo que vosotros reclamáis.
Me averguenza que mi país haya tenido que declarar el estado de alarma por primera vez en nuestra historia democrática por un colectivo que gana más que un ministro. No toquéis más los cojones, que sé cómo vivís. Tengo dos amigos controladores (españoles), que viven en unas casas que te mueres, que se lo pasan bomba en la torre de control y que muchas veces se están tocando las narices porque los programas informáticos son los que separan los aviones, ellos supervisan la operación. Y no dudo que hacen un trabajo de la leche, no lo dudo. Pero el gran problema aquí, que nadie quiere mencionar, vosotros los primeros, es que el cielo se ha visto en los últimos años sobrecargado de aviones. Las actividades se multiplican y si miramos las cifras de controladores aéreos de hace unos 10 ó 10 años a las actuales, es alucinante. Pero claro, rebajar el número de vuelos significa rebajar puestos de trabajo. Yo me quejo de mis estudiantes muchas veces, pero sin ellos no tendría trabajo, así que benditos aquellos que eligen nuestra universidad, porque como gracias a ellos. Vosotros tenéis que separar aviones, lo demás lo hace el piloto, que tiene que volar un avión lleno de almas y conseguir aterrizarlo sin problemas. Sois guardias de tráfico del aire, y cobráis muchísimo más que los que hacen lo mismo en tierra sin ayuda de aparatos tecnológicos. Ponerse a trabajar apuntados por una pistola debe dar un miedo que te mueres, no lo niego, pero es que miedo me dá a mí que vayaís al puesto de trabajo a tocaros las pelotas porque vuestras condiciones de trabajo os parecen penosas. Probad con otro curro. Poneros a barrer la calle todas las noches llueva, haga frío o calor, ganar 1000 euretes al mes e ir con eso pagando la hipoteca, los estudios del nene y el mini coche de segunda mano. Y después de 3 aÑos quitando de allí o allá, iros por fin de vacaciones, ese sueño, y cuando lleguéis al aeropuerto, que vuestros antiguos colegas digan que no quieren trabajar porque sus condiciones no son justas y tienen mucho estrés. Serías los primeros en tiraros a la yugular. Las jóvenes azafatas de tierra, que no llegan ni a mileuristas y trabajan 6 días a la semana 8 horas al día, han sufrido ayer más estrés que el que vosotros habéis sufrido en años. Han tenido que aguantar la frustración de los cientos de miles de pasajeros que se han quedado en tierra. Y los que como yo han tenido que ver el espectáculo en las televisiones de otros países europeos, y escuchar comentarios de estupefacción ante vuestras peticiones, en comparación con lo que ganan y trabajan otros colegas vuestros en Europa, nos hemos llenado de rabia.
No os habéis ganado la simpatía del público español en particular, ni el del europeo en general. Pero habéis dado un ejemplo bueno. Ahora, en tiempos de crisis, de un país a la deriva que no está para gastos de miles de millones de euros cómo vosotros habéis producido en un día, yo hago un llamamiento a todos los mileuristas puteados, sin apenas vacaciones, sin horas extras, sin apoyos psicológicos gratuitos en el curro, sin derecho ni siquiera a vacaciones porque se las joden los trescientosquinientosmileuristas, que mañana se pongan enfermos masivamente. Paralicemos totalmente el país, qué más dá que nos pudramos en la basura, que no tengamos luz, ni leche, ni pan, ni agua, ni colegio, ni médicos, ni vacaciones...Así nadie podrá volar tampoco y os daremos un respiro. Pobrecitos míos...

woensdag 1 december 2010

Ecos de sociedad

El pasado sábado mi amiga Cuqui (que se pronuncia así como se escribe y no cookie como dicen los holandeses, que no es lo mismo ser muy cuca que ser una galleta, a ver si nos entendemos de una vez. Pues decía, mi amiga Cuqui celebró un cóctel maravilloso para celebrar su cumpleaños. No voy a desvelar su edad porque no es costumbre de las damas desvelar tales secretos, pero tengo que decir que Cuqui lleva los años maravillosamente bien, y que yo sepa, que sé bastante, todavía no se ha puesto botox ni nada de eso. Quizás alguna mascarilla aquí y allá, pero nada de meter aguja o bisturí. Ella estaba preciosa, con un vestidito a la Onasis con broche monedita Kennedy de los auténticos, de esos que ya no puedes ni encontrar en el ebay. Las invitadas lucieron sus mejores galas, aunque algunas dejaron mucho que desear, pero ya se sabe, no todas tienen la misma gracia y finura a la hora de vestir, que siempre hay alguna que se cree la Duquesa de Alba y es capaz de combinar unas chanclas con un vestido marilín. Pero es que las extravagancias sin título se quedan en horteradas, para que nos vamos a engañar.
Estaban presentes todas las amigas y allegadas de Cuqui e incluso familia allegada. El hermano de Cuqui, un renombrado artista, nos ilustró con sus conocimientos musicales y nos desveló el que va a ser el namberuan del verano: Pamela Chu. Una canción llena de ritmo cuya letra es todo un estímulo intelectual. Allí nos deslocamos todas cantando el Pamelachú con tal salero que si nos hubiesen visto los de la tele nos hubieran contratado para ir a Eurovisión. Patty Difussa, enfundada toda ella en una de esas faldas que te quitan la respiración, (claro que ella con esa cinturita de avispa se lo puede permitir), bailó y cantó todos los ritmos de la noche, pinchados de manera digital por el PIchurri, que además de aparatos informáticos sabe de música como un montón. Cuqui estaba resplandeciente, no sé si era la luz o los margaritas que nos preparaba nuestro querido amigo el vizconde de Barcelona y Pacharán, que voló desde la ciudad condal con su mujer especialmente para el evento. Allí nos dimos cita la creme de la creme de la sociedad española en tierra baja. Vino también Lalita de Landsmeer, una amiga queridísima, bióloga ella y con mejores notas que la Obregón. Llevaba un peinado monísimo, de esos que necesitas más horquillas que pelos y cuatro litros de laca, pero que le quedaba divino y no se le movió ni un pelo ni al bailar el pamelachú. Nuestra princesa Leti de Amsterdam también acudió al evento, con un modelito reciclado, como tanto le gusta a ella, en color chicle NiÑa y zapatitos de tacón, al estilo MinniMouse. Y no me quiero olvidar del vestido gabardina de nuestra querida Patricia de Oviedo, qué maravilla, qué cuadros tan bien trazados, qué corte tan espectacular.
Qué decir de la comida, todo productos de la tierra de altísima calidad, porque la norma de Cuqui es que si vamos a acumular grasa para este frío invierno, hagámoslo con ibéricos y no comiendo esas guarringadas holandesas como los purés de coles que sólo te dan flatulencias. Qué hay que ver lo mal que huele el tren en el invierno. Los pedos de ibéricos huelen a otra cosa y el sonido que producen es muchísimo más elegante.
Termino mi relato confirmando que los rumores son ciertos. Este año regresa la moda de los cincuenta, pero no de aquellos vestidos con el cancán debajo que multiplicaban las caderas por dos. No, vuelve el recato, las chaquetidas twinset con collar de perla, el broche dorado a cinco centímetros en diagonal sobre el pecho, la falda tubo interminable con cinturón, el encaje, el lujo, la elegancia. Menos mal, porque estaba un poco harta del azul petróleo y de los leggings marcacelulitis. Regresa la elegancia y el buen vestir, los vestidos femeninos que sugieren, pero no dejan ver. Eso si es moda de verdad, y no esos pantalones de cintura baja que van dejando ver el tanga o la braga bridgetjones. Ya podemos volver a enfajarnos todas, a meter en cintura el michelín sin temor a que la escasez de tela revele nuestros secretos. Podremos comer sin temor al michelín incontrolado, porque no hay michelín que se resista enfundado en una faja correctora, que no te deja respirar pero te ayuda a no costiparte porque no aspiras los virus ajenos. Viva la sujección y la elegancia. Y para esas expertas de la moda espaÑola que defienden que sólo las flacas pueden ser elegantes, decirles que en tiempos de crisis, las vacas flacas no están "in". La gordura, la hermosura y el esplendor, son un rayito de esperanza de que aún, pese a todo quedan reservas.
Una fiesta maravillosa, Cuqui.

El invierno ha llegado

Ayer me entró la depresión. El invierno ha llegado de la mano de una capa de nieve y temperaturas bajo cero. Inauguramos el invierno con el mayor atasco de la historia de Holanda, 900 kilómetros de coches atascados por el hielo y la nieve. Así las cosas decicí irme en tren a trabajar. Caminando a las seis y media de la mañana con una rasca de menos 5 grados, conseguí llegar a la estación después de 20 minutos de penurias con los únicos zapatos que tengo con suela de goma y tacón de 5 cm. No, evidentemente no fué una buena idea. Al subir las escaleras de la estación llegó la recopensa: un resbalón y abajo, 75 kilos en picado que gracias a Dios el culo pudo amortiguar sin mayores daños. Una vez instalada en el tren y desempañadas las gafas, me dí cuenta de que la parte de atrás de mis leggins se había convertido en el escaparate de un barrizal mezcla de nieve, sal y agua sucia. Saqué la última toallita limpia gafas que me quedaba y puse en marcha la operación limpia leggins bajo las miradas curiosas de mi compañero de asiento. No hubo manera. Al llegar a mi destino una de mis estudiantes se acercó para preguntarme si me había caído, porque estaba llena de barro. Siempre me hacen preguntas de respuesta obvia, hasta fuera de las clases. Me encerré en el baño de la universidad y empapé los leggings de agua a ver si conseguía retirar las manchas. Se fueron, pero en su lugar quedaron las perneras empapadas y frías que tuve que aguantar durante las primeras dos clases. Me escapé a comprar unas botas de nieve, pero el único modelo que quedaba era el de 5 centímetros de tacón. En fin, antes muerta que sencilla, y así me enfundé las botas de nieve que no resbalan y además te permiten observar el mundo desde la perspectiva del que mide al menos 1.70. Como Dios aprieta pero no ahoga, después de 9 horas lectivas sin pausa oficial, una compañera se ofreció a llevarme a casa.
Hoy llevé a Laura al cole en el trineo. Ella vive la nieve desde esa inocencia infantil que nos permite ver el mundo a través de cristales de color rosa, rosa como sus botas de nieve planas. Tirando por el trineo me sentía como un maldito reno mientras la nena sonreía al mundo blanco que se extendía a su alrededor. No le importaba un pito los menos 6 grados con sensación de menos 10 por el viento del norte que iba despojándome de la bufanda cada dos por tres. Yo tiraba y tiraba y ella reía y reía, mientras iba conquistándome la mala leche que se me pone todos los inviernos. La nieve es maravillosa, decía. No te jode, sentadita en un trineo, con un abrigo de pluma, gorro orejero y mantina extra sobre las piernas, quizás yo llegase a pensar que la nieve es maravillosa. Pero cuando te conviertes en reno humano y el brazo se te congela y de la nariz cuelgan los mocos congelados, la nieve es una puta mierda. Las cosas como son. Odio el invierno. Una vez en el cole la estampa bucólica de cada principio invernal. Los padres tirando por los trineos con cara de éxtasis viendo disfrutar a sus hijos de la maravillosa nieve. Una resbala en el hielo y comienza a reir con su hijito de 4 años como dos gilipollas porque la primera caída en el hielo frío siempre es "super gezellig", pero ya hablaremos dentro de dos semanas, o dos meses más de nieve, hielo y temperaturas bajo cero. Entonces comenzaremos todos a descubrir esa otra cara del invierno, y la sonrisa floja y tonta de la primera caída se convertirá en un rosario de tacos al más puro estilo holandés: "qué dios me maldiga!". Pues ya lo ha hecho, enviándonos cada año este mísero invierno sin luz. Nos esperan meses de depresiones y de mala hostia. De rascar el coche cada mañana para luego ir patinando por la carretera y destrozando el coche a base de sal que no sirve para nada. Un invierno de esperar el tren que nunca llega porque la vía se ha congelado o alguien, desesperado ya de tanta blancura, se ha tirado a la vía del tren. Los suicidios aumentan durante el crudo invierno. No me extraña, el pasado año en unos de esos días que alcanzamos los menos 20 yo también llegué a soñar con la incineración.
Mientras los niños inocentes seguirán disfrutando de la belleza del paisaje helado. Nosotros seguiremos tirando de los trineos y dándonos culazos contra el hielo. La vida continúa y el invierno ha llegado.

http://www.youtube.com/watch?v=mTLw-w-UGMk

vrijdag 4 juni 2010

Razones para no montar en bicicleta

1. Si tu culo sobrepasa la medida estándar de la talla O, por mucho sillín que tengas talla XXL, las posaderas se desparramarán por los lados y el sillín se adentrará en las profundidades de tu trasero cual megatanga, desplazando al salvaslip hasta confines insospechados. No sé porqué esta sensación parece resultar placentera para los machos sean homosexuales o no.

2. Si se atasca el frenillo e intentas, en plena plaza de colegio abarrotaó de futuros Indurains por cuestión genética, desatascarlo con el dedo, este se desplaza rápidamente como por arte de magia desplegándo toda la fuerza centrífuga o hipotenúsica (soy de letras) sobre tu dedo y te lo dejará moraó moraó moraito al momento mientras tu uña comienza a convertirse en un manantial de sangre fresca, hecho que jode más cuando te acabas de dejas 15 euros en tiempos de crisis en una manicura profesional.

3. Si cierras mal el minibolso porta cosas en el que has intentado con fuerza exprimir tu monedero imitación Prada en versión XXL (como todo en mi vida)y coges en una curva un poco de velocidad (aprovechando el viento que no la fuerza física de tus piernas, el falso Prada echará a volar sin miramientos aterrizando en la vereda del canal en el que sin duda te mojarás los pantalones mientras luchas con un cisne madre vengativo para intentar rescatar al menos la tarjeta de crédito.

4. Si te quedan unos 50 metros para llegar a casa y ya estás imaginándote un vaso frío de coca light y un cigarrillo en la calma del jardín recién plantado, la llanta explotará sin darte tiempo a reaccionar y te hará perder el equilibrio, dejándote caer con todo el peso propio sobre el pavimento, mientras la bicicleta entera se desploma no hacia el otro lado, sino sobre tu cuerpo dolorido. Tendrás que recoger la bicicleta e irte con ella debajo del brazo como quien dice, mientras cuatro niñatos que no sabes porqué narices no están en clase se rien de tu estampa y hacen chistes en holandés que bendita la gracia que tienen.

5. Si cuando llegas a casa llena de moratones, con la uña destrozada, los pantalones mojados, el monedero hecho trizas y el salvaslip en la garganta aún te quedan ganas de coger la bici para ir a recoger a la nena al cole, es una señal inequívoca de que ya va siendo hora de nacionalizarte holandesa. Si por el contrario tiras la bici al suelo y te abrazas a tu Alfa dando besos sobre la chapa roja y ardiente bajo el sol, y te dejas invadir por ese perfume a gasolina y a llanta quemada, el amor que os profesáis será una razón más para no montar en tu vida en bicicleta.

vrijdag 22 januari 2010

dinsdag 5 januari 2010

woensdag 7 oktober 2009

La vida te da sorpresas

Dice la canción, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...Lo peor es que a veces esas sorpresas son muy desagradables, te revuelven, te rompen, te hunden, cambian tus planes por completo o te rompen el corazón. No nos queda más remedio que intentar comenzar, reencauzar, levantarnos, seguir, luchar, pero en el empeño dejamos mucha energía y necesitamos tiempo. Yo lo necesito ahora y quizás pase una temporada hasta mi próxima entrada. A vosotros, los que seguís mi blog y por quienes siento un aprecio y un cariño muy especial, no quisiera perderos y volveré, porque si algo he aprendido estos días de mi misma y de mis amigos, es que soy muy fuerte y que tengo la capacidad de que cuando me caigo o me tiran, me levanto. Me levantaré pronto y espero que sigais todo ahí. Si quereis entretanto mantener contacto por email, aquí estaré. Un beso a todos y que la vida siga dando sorpresas pero esta vez, de las buenas...

mariagaral(at)live.nl