El día en que mi país después de unas elecciones generales se levante con la ilusión de seguir adelante en un sistema democrático y aceptando elegantemente y con respeto lo votado por la mayoría, aunque no compartamos esas ideas o ese programa político, entonces, ese día, mi país habrá cumplido la mayoría de edad democrática. Hoy por hoy estamos aún en plena efervescencia adolescente.
Ayer, tengo que decir, que de los dos candidatos ganó Zapatero no sólo las elecciones, sino la batalla de la buena educación. No sólo agradeció públicamente la llamada de Mariano Rajoy sino que agradeció a TODOS los españoles, votantes suyos o no, el que hubieran hecho uso de su deber y derecho y consiguieran un 75% de participación (nos acercamos ya a récords históricos de la Transición). Sin embargo, el señor Rajoy, no sólo felicitó como Dios Manda a su contrincante y pese a que le pese, su ahora Presidente, sino que guardó silencio e incluso rió los insultos de sus votantes a Zapatero.
La mayoría ha votado, nos guste o no. Tenemos que aprender un poco más de otros países, que una vez celebradas sus elecciones, aceptan lo que ha dicho la mayoría y pasan a respetar a su Presidente, porque al fin y al cabo, éste es quien representará a su país y a todos los españoles los próximos cuatro años. Esto es lo que han dicho las urnas, y nadie tiene derecho, ni socialistas ni conservadores, a insultar a uno u otro candidato porque haya ganado o perdido. Eso es simplemente un ejemplo de la poca madurez democrática que adolece mi país y sobre todo, de la mala educación.
Yo felicito a los dos candidatos, porque han ganado los dos (han subido ambos en escaños). Ayer sólo escuché sin embargo de Zapatero que su intención era subsanar los errores de su primera legislatura. Me hubiera gustado oir al señor Rajoy decir que había cogido el mensaje de sus votantes y del resto de los españoles que en su día les confiaron sus votos por 12 años consecutivos y ahora, aún no están dispuestos a hacerlo de nuevo.
Del señor Zapatero, nuestros Presidente, espero ahora que cumpla con su programa electoral y que siga intentando encaminar el país hacia el puesto que España merece históricamente: uno de los grandes países de Europa y del mundo. Que aprenda de sus errores y no los repita. Que se acuerde de su promesa: gobernar para TODOS los españoles.
Al señor Rajoy le pediría, que respete a sus votantes y que sin quitarle el derecho de hacer una buna oposición, no intente crispar a la población con mensajes tremendistas que auguran una España rota: que le sirva de ejemplo, que pese a la política de Zapatero a la que usted acusaba de promover los nacionalismos más radicales, éstos han sufrido una gran derrota, y el PSOE ha ganado en el País Vasco y en Cataluña.
A los españoles les deseo cuatro años de paz, prosperidad y trabajo e igualdades para todos. Lo bueno de la democracia, es que el poder no es eterno. De manera que todos podrán volver a examinar a este gobierno dentro de cuatro años. Pero dejémonos de insultarnos los unos a los otros, en los foros, en la calle, en la prensa. Ha ganado quien ha ganado por mayoría, aunque no sea absoluta. Esas son las reglas del el juego democrático: gana el que más votos tenga. Los insultos y la lengua suelta, además de ser de muy mal gusto, no tienen poder sobre lo dicho en las urnas.
maandag 10 maart 2008
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