vrijdag 19 september 2008

Unas líneas

Hay días en los que una se levanta con cabeza de Levante. Los gaditanos saben mucho de estas cosas. Yo he tenido esta cabeza muy a menudo, lo que pasa que después de una visita a Cádiz en plena temporada de vientos, uno puede adjetivar mejor lo que pasa por la parte superior de su hemisferio corporal. Es curioso que los Chinos llaman al dolor de cabeza viento. Tener viento en la cabeza significa que el Qi anda tan revolucionado que la energía enloquece y no sigue la ordenada circulación meridiana como es costumbre. De la misma manera que el viento revuelve todo, levanta, eleva y despoja a todas las cosas de su orden establecido.
Mi cabeza se ha llenado de viento y digo yo que es Levante porque no duermo bien, tengo un poco de melancolía y el corazón encogido. Así las cosas, la vida sigue, continúa con su rutina pausada y llega, poco a poco, entre rayito tímido de sol, el frío. Ayer mismo, me quedé entumecida en el parque mientras Laura se columpiaba feliz mirando al sol. Era un sol de luz, pero sin calor. Los días se han vuelto de repente mucho más cortos y cuando el despertador suena por las mañanas todavía no ha amanecido, como era el caso hace apenas unos días. Esta llegada temprana del otoño es quizás lo que hace que tenga cabeza de Levante, o que el Levante me inunde de la cabeza a los piés, a pesar de que aquí el único viento que sopla y de manera cruel, es el del mar del Norte.
He caminado de vuelta del colegio, a orillas del canal que divide este barrio joven, en plena expansión por la verde ladera del Rin. Sumida en mis pensamientos he pasado al lado de un señor que pese al frío, pero aprovechando esos rayos de sol tan preciados por los holandeses, arrancaba las malas hierbas de su jardín. Sin haberme apenas dado tiempo a sonreir educadamente y arrancar un "buenos fríos días" de mis labios, el anciano se me ha adelantado y en perfecto inglés me dice:

- A penny for your thoughts..
- Hombre, hace mucho tiempo, que al igual que la Cindy Crawford, dejé de levantarme de la cama por tan poquito dinero...

El anciano me sonríe y se incorpora de su posición quitamalashierbas. Se sienta en un banquito de su jardín y se dispone a comenzar con ese ceremonial de liar tabaco que en Holanda es tan común para ahorrar unos céntimos en el vicio.

SEÑOR: La veía venir muy concentrada, con esa expresión en la cara uno sólo puede estar pensando cosas profundas.
YOMISMA: Qué quiere que le diga, yo más bien estaba buscando en las profundidades algo en lo que pensar. (Por no decir la verdad absoluta de que en realidad estaba maldiciéndome por haberme olvidado el pañuelo en casa, mientras que este frío rociero me estaba haciendo agüillas en la nariz).

S: Usted no es holandesa, verdad?
Y: Pues usted verá que con este acento no le puedo engañar y decir que nací en Friesland, por ejemplo.
S: En Friesland no, porque yo soy de allí, pero usted más bien suena del sur, me atrevería a decir belga.
Y: Uy, se ha parado usted demasiado rápido, soy del sur, pero más sur, más abajo en el mapa. Soy española...
S: Oh, española!....(Sus ojos se entornan en el vacío de los recuerdos e incluso me parece percibir que se empañan de una neblina gris y acuosa)...Pasé mucho tiempo en España durante la guerra civil...
Y: Vaya, la mayoría de gente se quería ir del país por aquel entonces...supongo que no se iría usted de veraneo...
S: No, fuí a luchar contra Franco.
Y: Yo he venido a devolverle el favor, estoy luchando contra Balkenende, pero no hay manera de que mis votos cuenten.

El anciano se ríe y arranca una malahierba alta a la altura de su mano izquierda. Sus ojos vuelven a perderse en sabe Dios dónde y entonces soy yo la que daría más de un Euro por ver una nube rápida de sus pensamientos. Se levanta, me sonríe y se agacha de nuevo sobre su jardín.

S: Este clima es muy malo para los españoles. Esta humedad nos come los huesos por dentro.
Y: Es cierto, pero echo más de menos la luz...
S: La luz del cielo español no se olvida nunca, por mucho tiempo que pase.
Y: En fin, que tenga un buen día...
S: Lo mismo digo...la luz....
Y: Sí?
S: La luz no se apaga nunca, sabes?
Y: Es cierto, pero a veces se me olvida pagar la factura!

He seguido caminando con mi cabeza de Levante, que poco a poco iba cambiando a Poniente. Con la nariz roja haciendo aguas llegué a casa con la intención de echarme un rato a descansar. No sé porqué ni cómo tenía que antes dejar estas líneas.

2 opmerkingen:

Laura zei

Bonitas líneas María....
Y bonita luz a través de ellas.
Un beso.

Anoniem zei

Me ha gustado mucho disfrutar de tus pensamientos, hacía tiempo que no te veía así de profunda e irónica, me gusta?

Veníis mañana a comer? A las 2?