woensdag 16 januari 2008

El cambio climático

Ayer estaba muerta de frío...diluviaba en Utrecht y parecía que no había amanecido. Muerta de frío tuve que poner el radiador al máximo en la oficina. Hoy sin embargo, que he venido preparada con jersey de cuello alto y una buena chaqueta larga de lana, brilla el sol como si hubiese llegado la primavera y gracias al enorme ventanal que me flanquea a la derecha, tengo la diestra de mi cuerpo calentita como un día de verano. A mi estas cosas me preocupan, no sólo porque siempre vienen a confirmar que yo nunca acierto con la ropa que debo ponerme, sino porque es un ejemplo claro del maldito cambio climático.

Cuando yo era joven, estas cosas no pasaban. Vamos a ver: el verano era verano y hacía calor y uno podía ir a la playa y untarse de Nivea por los cuatro costados y ponerse rojo, y posteriormente aplicarse las rodajas de tomate que te ponían morena. En otoño caían las hojas de los castaños y era difícil subir en coche al pueblo de mi abuela porque patinabas en cada curva, pero mi padre pisaba el acelerador en plan Alonso y siempre conseguíamos subir aunque el pueblo atufara dos horas a caucho quemado. En invierno nevaba mucho y lo recibíamos casi con el San Martín, para luego disfrutar de chorizo, jamón y morcilla toda la temporada, que venía muy bien a la hora de subir a esquiar a Pajares, donde se te congelaba la nariz por menos de nada y tenías que forrarte a vino caliente si querías superar la tarde. Y la primavera...ay la primavera que yo creo que es la estación que más le favorece a mi tierra asturiana. La primavera era una explosión de flores y colores y olores y los primeros rayos de sol y mucha lluvia...y en el colegio cantábamos eso de "con flores a María" y los niños en edad de merecer a Dios hacían la primera comunión y se comían corderos a la estaca...

Bueno pues esto ya no es así. A uno le puede caer la gran nevada o granizada en pleno agosto o bien un día de 25 grados en febrero. Y esto descoloca mucho, la verdad. No sólo por todas esas razones maravillosas que apunta el Al Gore, tan honorable y nobelado él, que tendrá toda la razón del mundo en apuntarlas, si no porque una ya no sabe a qué atenerse. A este paso tendremos que salir cada día de casa con una mochila de emergencias cargada con paraguas, manta, termo, bañador, crema bronceadora, abanico, agua...).

Lo que más me joroba de todo, a mí mujer previsora que gusta de estar preparada para cualquier devenir, es que los ciéntificos tampoco parece ponerse de acuerdo. Al Gore dice que el planeta se está calentando, que las temperaturas irán subiendo cada vez más y más, y que crecerán las palmeras en Noruega y esas cosas. Pues yo ya haciéndome ilusiones: qué bien, por fin tendremos en Holanda 300 días de sol y no este tiempo de ranas. Y me pongo a hacer nuevos planes y ya no me voy a comprar una casa en España, para qué si no va a haber agua y todo será un desierto y las temperaturas subirán por encima de los 50 grados. Y cuando ya casi estoy a punto de finalizar el diseño del plan de evacuación hacia el norte de mi familia en España, llega la NASA y dice que naranjas de la China, Mr. Gore, que el planeta no sólo no se calienta si no que se enfría, y tanto, que en sólo 20 años estaremos viviendo una nueva era glaciar. Dos décadas dejan poco margen de operación, señores míos, al menos el Gore, como es demócrata, nos dejaba más tiempo para actuar. Y qué se pone una durante una era glaciar, vamos a ver, porque yo lo único que sé de estas cosas es lo aprendido en la película ICE AGE y según esta cinta en las eras glaciares hace mucho pero que mucho frío. Viviendo como yo en en país en donde llevar pieles es arriesgarte a que te echen un cubo de pintura roja por la cabeza y te señalen con el dedo por la calle como asesina en serie, me van a decir ustedes señores míos de la Santísima NASA qué voy comprando para mi vestuario-urgencia-era-glaciar.

Pero no, lo qu emás me preocupa de todo es mi hija y toda esta generación de jóvenes que nunca sabrán lo que es una primavera, un otoño, un invierno o un verano como Dios manda, y sólo sabrán de tsunamis y glaciares y todas esas cosas raras que antes nosotros sólo veíamos en películas de ciencia ficción, históricas o la enciclopedia Espasa.

4 opmerkingen:

Anoniem zei

Ale, creo que ahora funciona

Anoniem zei

Iremos vestidos de cebolla, nos quitáremos capas poco a poco o nos las póndremos

Anoniem zei

Yo por si acaso casi que ni me liposucciono, porque si viene la era glaciar con una capa de grasa contundente seremos de los pocos que se libran...

Anoniem zei

pos na hijas, llegara la era foca glacial, porque en vez de estar como fideos y tener cara de hienas despues de las dietas, estaremos entonces de moda,

ACABOSE EL ADELGAZAR, DATE UNA CAPA DE GRASA BOREAL!!!

Digo Boreal porque asi rima y me recuerda a mas frio todavia.

Que bien, yo que soy la asturiana greenpiciana voy a estar en mis salsa, a vivir con los animales y encima con lo que a mi me gusta la nieve...

Eso si, una pena que no podamos tener mas temporadas, aunque entonces me pregunto....

Que coño va a hacer ahora the fashion industry si no va a haber pre a porter ni porte su tia?