donderdag 10 september 2009

Ajamoná

Seguramente que a alguno de vosotros, si no a todos, os ha pasado alguna vez eso de levantarte un día, mirarte en el espejo y no ser capaz de ver nada más que mediocridad y aburrimiento amontonada sobre esa persona tan alucinante y simpática que un día creiste ser. Miras con asco el montón de puntas abiertas que de dan ese aspecto de bruja piruja y hasta te alegras de descubrir un par de canas entre la pelambrera porque es lo único que cambia al fin y al cabo entre tanto estancamiento. La celulitis ha dejado paso al ahoyamiento general y ya no tienes que luchar contra la piel de naranja sino contra toda una superficie lunar. Eres consciente que los poros de la nariz no volverán a cerrarse en la vida por mucha crema cara que te gastes y la única solución que queda son tres capas de maquillaje cubriente o darte el latex de la pared. Los dientes ya no son todos tuyos, tienes uno prestado, cuatro empastes y la sonrisa Profiden ha pasado a ser una muesca imposible intentando esconder las encías Paradontax que se ponen a sangrar en el momento más inoportuno. Las tetas...ay! las tetas!. Dónde quedaron aquellas dos manzanas más firmes que una pareja de la guardia civil? Ni siquiera me han crecido con el embarazo, se han descolgado en un afán estúpido por apuntar hacia mis pies, que quitando los cuatro pelos negros que han comenzado a crecer en los dedos gordos, son lo único que aún no me importa seguir enseñando públicamente. No puedo hacer un análisis objetivo de mis posaderas porque no me dan los ojos para alcanzar visualmente toda la superficie que ocupan, pero llevo una época en la que la caderas tropiezan con todo, y eso es señal de que han pasado el perímetro convencional. Y la curva de la felicidad? Yo tengo dos. Una en la misma barriga y otra más que la supera por encima, justo sobre la superficie estomacal. Ha comenzado a crecer y a crecer sin control y ni siquiera un año a fuerza de Pilates y trillplate ha sido capaz de parar esa manera de espolletar. Me acuerdo de un político asturiano, que en paz descanse, que me decía un día: "las mujeres jóvenes ajamonan y cuando son viejas, amojaman". Qué poca razón llevabas! Yo soy un ejemplo claro de ajamonamiento senil!
Hace un tiempo ha comenzado la cuenta atrás de ese camino hacia los 40. Aún quedan 7 meses para intentar cumplir esa promesa de que los celebraría por todo lo alto y además estupendísima, como mi amiga la Pattydifusa. Pero desgraciadamente, y a este paso, como Dios no se apiade y ejerza el milagro, me da a mi que los 40 pasarán con más pena que gloria por este cuerpo ajamonaó.

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