maandag 15 juni 2009

I am back...

Llevo ya cierto tiempo sin escribir nada. He estado como siempre ocupada con otros asuntos, los estudios, la nena, yo misma y mis consecuencias (que son muchas y complejas) y unas mini vacaciones en Asturias que se convirtieron más bien en una cadena de calamidades. Ayer me fuí a la cama pensando en el deber de actualizar mi blog o deshacerme de él para siempre. Pero me cuesta mucho deshacerme de las cosas. Nunca puedo despegarme del todo de los objetos que quiero o que he querido y lo mismo me pasa con las personas. Conozco a gente que funciona con cupos de amistad que van cambiando por temporadas. Cada cierto tiempo sólo pueden atender a X amigos, salen con ellos, los miman, los llenan de atenciones y se ven casi a diario, y con la nueva temporada o el nuevo año se renueva el grupo. Salen unos para entrar otros hasta que el aforo se completa de nuevo y ya no queda sitio para más atenciones. Yo no soy así y a veces quizás debéría serlo. Tengo y me siento de orgullo al decirlo muchísimos amigos a los que quiero y admiro, pero quizás por exceso de cupo, no puedo mimar más como se merecen. A muchos de ellos los he tenido abandonados esta temporada, que he tenido que combinar con dos estudios y trabajo freelance, y demás deberes familiares. Pero espero, que como yo sigo queriéndoles, me sigan ellos/ellas queriendo a mi.
Ayer sin ir más lejos fui a comer a casa de unos de esos amigos a los que ves menos de lo que quisieras pero a los que quieres bien. Lo hablábamos precisamente en una sobremesa cargada de copas y licores, más vale a veces calidad que cantidad. Y mientras filosofeábamos sobre la amistad, el amor y la vida misma, fueron entrando copas y copas hasta que vaciamos el bar familiar. Llegué a casa con ese sopor feliz que deja el alcohol del bueno, me tumbé en el sofá a ver una peli por el ordenador y finalmente me fuí a la cama consiguiéndo olvidarme por un día de los malos resultados de mi examen de patología. Al acostarme recibí como siempre el beso formal de mi querido esposo deseándome buenas noches. Me sonrió y me dijo: ¨sabes a fresa¨. Yo me quedé sorprendida porque todavía podía saborear yo misma las dos copazas de gintonic con Bombay y pepino. Recordé a una amiga mía de juventud, que cuando se enrrolló con el chico que le gustaba éste se dedicó a decir a todo el mundo que ella sabía a fresas. Nunca había oído algo tan romántico hasta entonces y yo me preguntaba porqué el mi Fermín nunca me decía aquellas cosas a pesar de estar todo el día comiéndonos chupachups de mil sabores. (Claro que con lo que yo fumaba, como decía mi güela besarme a mí debía ser como lamer a un ceniceru). Tuvieron que pasar 25 años para que un hombre, mi marido, me dijera que sabía a fresa. Cuando la lágrima de emoción melancólica estaba a punto de ponerse a rodar por mis mejillas, me di cuenta de que entre el cansancio y la borrachera me había lavado los dientes con la pasta de los Teletubbi´s de la nena...osease que no sabía a fresa fresa de verdad...sabía a Lala, Po y a Twinkiwinki. Cerré los ojos y me dediqué a dormir la mona...Soñé con un post mucho más literario y divertido que éste, pero qué quereis, una ya no dá para más...

3 opmerkingen:

Anoniem zei

Fresa, chocolate o vinagre, yo siempre estaré ahí, visible o invisible.

La Patty

RAMON MUNTAN zei

¡ Que ilusión volver a leerte!

:)

la de veces que he visitado tu garito y lo he encontrado vacío, con polvo en las mesas y en la barra... me he tomado un ron y me he vuelto a ir.

Por fin la camarera vuelve a sonreírme, y de la cocina sale una aroma increíble a fabada ( que no a fresa).

Un beso.

David Soler zei

a esto le llamo yo un regreso por todo lo alto, como los Stones, a lo grande. Sí, señora! Buenísimo post, es que tienes que dedicarte más a esto de la literatura.
Si te sirve de consuelo a mi tampoco me dicen que huelo a fresa, pero ahí andamos...
Me alegra leerte de nuevo.