woensdag 7 oktober 2009

La vida te da sorpresas

Dice la canción, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...Lo peor es que a veces esas sorpresas son muy desagradables, te revuelven, te rompen, te hunden, cambian tus planes por completo o te rompen el corazón. No nos queda más remedio que intentar comenzar, reencauzar, levantarnos, seguir, luchar, pero en el empeño dejamos mucha energía y necesitamos tiempo. Yo lo necesito ahora y quizás pase una temporada hasta mi próxima entrada. A vosotros, los que seguís mi blog y por quienes siento un aprecio y un cariño muy especial, no quisiera perderos y volveré, porque si algo he aprendido estos días de mi misma y de mis amigos, es que soy muy fuerte y que tengo la capacidad de que cuando me caigo o me tiran, me levanto. Me levantaré pronto y espero que sigais todo ahí. Si quereis entretanto mantener contacto por email, aquí estaré. Un beso a todos y que la vida siga dando sorpresas pero esta vez, de las buenas...

mariagaral(at)live.nl

donderdag 1 oktober 2009

Un nuevo blog

En los últimos tiempos me han pasado muchas cosas a nivel personal y profesional. He descubierto, o quizás mejor dicho confirmado, que nada es igual, que todo cambia, nada permanece. Recuerdo que cuando era una adolescente estaba enamorada de aquella cita cuyo autor no recuerdo que rezaba: "La vida es eso que pasa mientras nos empeñamos en hacer planes". Soy un ser humano de acción, odio el estancamiento, el no hacer nada. Necesito el movimiento, aunque sea del viento, para poder sentir que vivo y hago algo. He comenzado un nuevo blog que pretendo sea un blog abierto a todo aquel que quiera participar en él. Es lo más parecido a el periódico/revista que siempre soñé, una plataforma de noticias justas, de noticias que de verdad merezcan la pena contar, porque conmueven, remueven, incitan a la acción aunque sea una acción emocional. Todos podemos ser periodistas porque todos somos observadores. Un profesor mío de la facultad decía que para ser buen periodista no se necesitan cinco años de carrera absurdos perdidos en los muros de un edificio que además nació para ser cárcel (estudié en la Complutense). Un buen periodista no tiene bandera, sólo observa y cuenta lo que vé. Sin tener que cortar y pegar y retocar para que la noticia no moleste a nadie ni contradiga la línea editorial de medio. El periodista libre no existe, decía mi profesor, el periodista libre está en paro. Pues bien, ahora estoy en paro pero mi cerebro sigue pensando y queriendo hacer cosas desde la libertad.
Os invito a participar y a que si os interesa corrais la voz en vuestros blogs...

http://fair-world-news.blogspot.com/

El orden criminal del mundo 1

Ayer publiqué la segunda parte...mejor comenzar bien...esta es la primera parte del reportaje El Orden Criminal del Mundo, emitido por la 2 de TVE en el programa EN PORTADA...Tiene ya uno años pero nada ha cambiado, hemos ido a peor...Sentaros, ir vídeo por vídeo, hay 5 partes que podéis seguir una a una, con un click... Luego, sacad vuestras propias opiniones...


Detrás del bastidor

Hace unos días publiqué en el blog la primera parte de un cuento que escribí hace unos años. Hoy he publicado el resto. Quería contaros la historia de cómo nació este cuento que tiene una pretensión social, más que literaria. Por aquel entonces, trabajaba yo en una ONG que aunque no se dedicaba directamente a tratar el hambre del mundo, me dió la oportunidad, a través de conferencias, redes de contactos comunes, etc, de conocer a mucha gente involucrada en esta desesperada lucha, muchas veces inútil, frente a la pobreza. Digo inútil porque es una lucha desigual en la que uno lucha en contra de algo más difícil que la pobreza: el sistema neoliberal que rige el mundo actual, un sistema invisible pero muy presente, un sistema criminal, asesino y en el fondo, suicida, porque terminará con nuestro planeta, al menos con el planeta que conocemos y soñamos. Desde hace varios años, la FAO (Food and Agricultur Organization of United Nations) viene repitiendo en sus informes que este planeta es rico. Sí, tenemos suficientes alimentos para dar de comer a dos veces la población mundial. Entonces, porqué más de 500 millones de personas están malnutridas en este mundo? Y porqué más de la mitad de la población mundial vive en la pobreza? Evidentemente tenemos un grave problema de reparto de riqueza. Nos concentramos en luchar contra la pobreza, cuando en realidad deberíamos estar luchando contra la concentración de la riqueza y el poder. Otro informe al que tuve acceso entonces, decía que solucionar el hambre en el mundo en términos económicos supondría la misma inversión que UNICEF hace en campañas de publicidad. Así es, este mundo es una auténtica paradoja. La respuesta está clara. La lucha contra el hambre y la pobreza no interesa. Es una campaña vacía que solo sirve para que pensemos que se hace algo, pero en realidad no hacemos nada. Los ricos de las zonas más pobres se enriquecen más, mientras los pobres se empobrecen más. Este es el mundo en el que vivimos. Alguien me dijo entonces que África se nos muere, el holocausto está pasando delante de nuestras narices y sólo miramos a otro lado. Nos hemos acostumbrado a vivir y comer con imágenes de niños malnutridos, escarbándo entre las basuras. Es normal y lo normal no nos llama la atención, no nos sorprende. Pero no lo es, no es normal que en un planeta tan rico y lleno de recursos como es la tierra, la gente se muera de hambre. Lo anormal es la riqueza extrema, porque sólo unos pocos se están beneficiando de ella. Hay mucha más gente viviendo en pobreza que en riqueza, lo que nos lleva a pensar que los que pertenecemos a una clase media acomodada somos una excepción, unos privilegiados por el mero hecho de haber nacido en un lugar diferente de la tierra. Lo más paradójico de todo es que los países con más riqueza de recursos: tierras, agua, petróleo, gas natural, carbón, etc, son en realidad los más pobres. Porqué? Simplemente porque esos recursos ya no les pertenecen, los han vendido a los verdaderos amos del mundo, que son quienes controlan cómo vivimos los demás. Cuando estos países se han desarrollado para darse cuenta de que les han engañado y reclaman lo suyo, demasiado tarde en la mayoría de las ocasiones, nos los venden como terroristas, como gente que no tiene idea de política internacional, como auténticos dictadores que no saben que poner un pié fuera del tiesto de este sistema organizado no es legal. El gran problema es que el sistema que nos rige, ya no es una cuestión política, sino económica. Las grandes empresas transnacionales que dirigen el mundo, no tienen más ideología que la riqueza y el saqueo, la manipulación de la política de cada país no tiene que ver con ideología alguna, sólamente con lo que se puede sacar «en plata» de ellos. Es un nuevo sistema feudal. Los grandes señores de la banca y las multinacionales campan a sus anchas, dejando poco margen de actuación a las políticas nacionales. Todo es una farsa. La democracia ha muerto. Cómo podemos créer en la democracia cuando el destino y las vidas de 6.500 millones de personas están en manos de 10?
Hemos ido creciendo con la idea de que los pobres son invisibles. Qué error! Son los ricos y más poderosos los que más invisibles son. Acaso creemos que Obama, Gordon, Berlusconi, Sarkozy y demás dirigentes de países que componen el G-8 o el G-20 manejan el mundo? Son simplemente títeres de un teatro cuyo guión y puesta en escena está operando en la sombra, no tenemos ni idea de lo que ocurre detrás de los bastidores. La pobreza está ahí, día sí y día también en la tele, en los periódicos, en la casa del vecino que se ha quedado en paro y ya no puede alimentar a su familia. La pobreza nos rodea, nos inunda y tiene nombres y apellidos. Pero el «back stage» de este mundo es un absoluto misterio. Mientras tanto nos entretienen con guerras, con epidemias, con crisis financieras y otro tipo de estrategias diseñadas con precisión para moldear a su antojo el mundo en el que vivimos. Ese cambalache que muchos defienden bajo la bandera del neoliberalismo. Cómo puede un presidente de un gobierno, cuyo partido está financiado con dinero de grandes empresas privadas autoproclamarse liberal? Pues nos tragamos eso y mucho más todos los días.
Hay esperanza? Esa es mi pregunta y la de muchos otros. Quizás sí, quizás no sea demasiado tarde para despertar y darnos cuenta de que lo que hasta ahora se nos ha vendido como una simple teoría de la conspiración, una novela de unos cuantos idealistas, se vaya tomando en serio, porque señores, esto es lo que hay y a los datos me remito, como dicen los políticos. Pues si esto es lo que hay yo no lo quiero. Y si para ello tenemos que dejar de ir a votar TODOS y darle un vuelco a este mundo, una sacudida anarquista si me apuras, una señal directa de que prefiero un país sin bandera, sin gobierno y sin leyes antes que las leyes impuestas por cuatro que no conozco y cuyo interés no es el mío, sino el propio, pues dejaré de votar. Los slóganes de los revolucionarios sociales de este mundo se han resumido en esa célebre frase de «prefiero morir luchando que vivir arrodillado». Yo quiero ser libre, porque es el derecho intrínseco del ser humano. Y sin embargo este derecho se ha saqueado en todo el planeta. Nosotros, que podemos comer y comprar ropa, y tenemos un techo bajo el que vivir, no somos más libres que los niños que urgan entre las basuras para poder alimentarse. Los países que nos venden la paz son los que hacen el negocio de la guerra. Tenemos que decir basta a tanta incongruencia. Para terminar, contaros, que hace muchos años, acababa yo de terminar la carrera y comenzaba a hacer pinitos como periodista «oficial y titulada», trabajaba yo para un proyecto de revistilla en Madrid y me enviaron a entrevistar a un señor que acababa de publicar una enciclopedia de temas paranormales. No recuerdo ni siquiera su nombre, solo que salí de su casa espantada, creyendo que aquel tipo estaba tocado del ala. Nuestra conversación había derivado en unas teorías del individuo sobre la globalización del mundo, el caminar hacia un gobierno mundial controlado por unos pocos, que él llamaba hombres grises o el grupo de los 13, en el que cualquier opinión disidente sería eliminada sin tapujos. «Ya está pasando», me decía, «a mi amigo fulano de tal en Zurich que ha comenzado a expresar públicamente estas teorías se lo han cargado. Hay un complot no entre gobiernos, sino entre la banca y las grandes empresas y se están sentando las bases para que nosotros aceptemos este sistema sin resistencia». Yo le preguntaba “cómo puede ser? Cómo no vamos a oponer resistencia?”… "Porque primero nos llenarán de miedo, miedo a la muerte, miedo a la enfermedad, miedo al otro, miedo al hambre, miedo a la miseria…” Y de repende ví el miedo en él, que me pidió no publicar nada de aquello : «Yo sólo soy un simple escritor de temas paranormales». Y yo pensé que además, era un loco.

Africa se muere 2

Al leer uno de los papeles archivados en las cajas reparó en la fecha. ¿Cómo era posible que hubiesen pasado dos décadas?. Se miró las manos, salpicadas de manchas y arrugas, temblorosas. Sí, él también había envejecido y recordó que le faltaba incluso poco tiempo para poder retirarse a aquella casita blanca, a orillas del mar, que habían comprado en Long Island. Sonrió imaginándose allí sentado, leyendo los libros que esperaban desde hace tiempo a ser abiertos, jugando con su preciosa nieta y dando largos paseos por la playa junto a su esposa, fiel compaňera de siempre. El timbre intermitente del teléfono le despertó de su ensueňo. Malas noticias, como casi siempre en los últimos meses. Al otro lado de la línea su ayudante le recomendaba poner el Canal 7. Buscó el mando de la televisión debajo de los papeles que cubrían su escritorio. Con un click las imágenes de la desesperanza y el desastre se colaron en su despacho. Miles de africanos invadían Europa. No venían en plan de guerra, no. Querían vivir, querían comer, medigaban un poco de agua, un trozo de pan, una oportunidad. Era como una estampida. Las pateras se habían convertido en grandes barcos llenos hasta la bandera. Hombres, mujeres y niňos llegaban a pie, a nado, en aviones robados de bases militares. Una huida desesperada en busca de esperanza. Quizás pretendiesen simplemente dejarse ver, poner coloradas a las grandes potencias que habían ignorado su llanto desde aquel continente negro que se había convertido en un negro pozo sin fondo. Ahora no podían cerrar los ojos o torcer la vista ante la situación, porque la situación se había trasladado a sus propias ciudades, a sus calles abarrotadas de oscuros mendigos fantasmagóricos, de los restos de Africa.
Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, deslizándose incontenibles a través de su rostro, cayendo por el abismo que se abría desde su barbilla a la mesa. Gotitas microscópicas de culpabilidad. El recuerdo de su padre se instaló en su memoria. Aquel rico judío, que hizo fortuna con el comercio de diamantes desde la ciudad belga de Amberes, amaba Africa. Había viajado en numerosas ocasiones al Congo, visitando minas de piedras preciosas y él guardaba hoy aquellas fotos testigo del pasado paterno. Siluetas negras como el carbón, con ojos y dientes tan blancos como la tez del mercader judío al que rodeaban, sonrisas llenas de esperanza. Aquellos tiempos felices de abundancia terminarían para su padre con la guerra y el exterminio nazi. Se estremeció al pensar que él no era mejor que aquellos verdugos que pusieron fin a la vida de su progenitor. El, junto con el resto, era responsable del nuevo holocausto. Habían vendido a todos los africanos un billete para el tren de la desesperanza, esa que surge de las promesas que no llegan y después, los habían encerrado en la cámara de gas del olvido. Se le revolvió el estómago. Sabía que él sólo no hubiera podido hacer mucho, pero lo peor era saber que no había hecho nada más. Al menos podría haber protestado, insistido en prestar más atención a los informes o incluso presentar su dimisión y acudir a la prensa. Pero tenía una familia en la que pensar y una prestigiosa carrera política que mantener. No tuvo tiempo.
La conferencia de prensa fue cancelada. La noticia de su suicidio saltó con rapidez a todos los medios informativos. Le encontraron medio enterrado bajo papeles en su propio despacho, borboteando sangre por la boca. En una mano, un revolver aún humeante, en la otra, una vieja foto de su padre. Las dos cartas que había escrito antes de reunir el valor para apretar el gatillo, habían salido ya en el correo de la maňana, por lo que los miembros de la comisión y los agentes que estaban investigando el suceso no pudieron encontrar nada. La que iba dirigida a una agencia de prensa internacional fue recibida con revuelo y los teletipos comenzaron a inundar las redacciones de todo el mundo. La otra, dirigida a su esposa, yacía sobre la mesa de la cocina, aún sin abrir. La familia se había reunido en la casa de Long Island, intentando guarecerse de la prensa, de las interminables llamadas de compaňeros y amigos y de las inquisiciones de la comisión. Cuando la leyó estaba sola. Su hija había ido a pasear con su marido y la niňa por la playa.
“Querida mía: Sé que en estos momentos no podrás entender porqué he tenido que hacer esto. Sé que estarás furiosa conmigo por haberte dejado sóla, ahora que íbamos a tener más tiempo para disfrutar juntos. Pero créeme cuando te digo que esta es la salida más honrosa para todos. La culpabilidad se ha convertido en una carga demasiado pesada para seguir conviviendo con ella. ¿Recuerdas ese pequeňo café en Nueva York donde nos conocimos? Les he mandado una caja con instrucciones de que tú, personalmente, la recogerás la próxima semana. Al leer los documentos que encontrarás dentro, entenderás entonces porqué he tenido que hacer ésto. En unos aňos, cuando nuestra nieta alcance la edad oportuna, quiero que se los des a ella. Quiero que sepa la verdadera historia de cómo se murió Africa y no lo que se vayan a inventar en los libros de texto del colegio. Espero que ella un día me perdone por haber contribuido en cierta medida a crear este desastroso futuro que dejamos como herencia a su generación. Gracias por estos aňos en los que tu sonrisa ha conseguido aliviar en muchas ocasiones esa culpabilidad que, hoy, ha ganado la batalla. Tuyo siempre”.
A la vuelta del paseo, la encontraron sentada en salón, con los ojos rebosantes de lágrimas, mirando las fotografías del último viaje a Africa que realizaron juntos, hacía ya más de quince aňos. La niňa se sentó a su lado y observó con curiosidad las imágenes que habían capturado la belleza y misterio de aquel paisaje desconocido. “¿Abuela, qué es esto?”. Ella suspiró, se secó las lágrimas con la manga de la chaqueta y la cogió entre sus brazos. “Eso, querida, era Africa”.

Los verdaderos amos del mundo